Es el análisis de la evolución del negocio a través de los indicadores que la gerencia ha seleccionado. El primer parámetro que se debe usar es la comparación entre los números reales de la empresa respecto de los presupuestados. 

La performance se puede medir por los siguientes indicadores:  ventas (en unidades y pesos), participación de mercado, rentabilidad neta, contribución marginal, retorno sobre la inversión, distribución física y ponderada, desarrollo de ventajas competitivas sostenibles, management, actitud de la fuerza laboral, etc. También se debe hacer un análisis comparativo respecto de la evolución histórica de estos indicadores.

La simple comparación de lo real versus el objetivo da un primer índice de performance. Otro surge de medirlo con el similar del año pasado. También es útil tener una visión internacional de los negocios, con un benchmarking amplio y no restringido a empresas nacionales. En otros países, especialmente en USA, la información sobre empresas es muy transparente. Se pueden conocer los índices y variables que miden la performance de muchas empresas. Y esto facilita la tarea de investigar los orígenes y razones de éxitos de esas empresas “modelos”.

Es conveniente segmentar (dividir) la información de la empresa por producto, cliente, vendedor, región de venta. Cuanto más desagregada, sin extremos que conduzcan a confusión, dará mayor calidad en el proceso de toma de decisiones. Además permitirá diseñar soluciones específicas para problemas específicos.